top of page

¿Qué canción estás cantando?


La vida está llena de momentos. Unos más difíciles que otros...

Cuando empezó este año me encontré con una serie de cambios que no quería aceptar. Mi corazón estaba pasando por un proceso de transformación y como me estaba resistiendo, el proceso iba acompañado de dolor. Yo quería olvidar lo que el Señor estaba tratando, en mi corazón quería entregarlo todo y que desapareciera todo sentimiento, pero así no funcionaría. Esta vez no se trataría de una oración mágica o una noche de llanto. No sería algo que pasaría en un día. Sería algo que tomaría un tiempo, porque no solo era el momento de una sanidad, era el momento de una transformación.

Fueron meses muy complejos en mi corazón; me pesaba y me dolía. Quería huir a todo. Me estaba encontrando cara a cara conmigo, y eso sólo hacía que me cuestionara ¿Me había faltado fe? ¿No había orado lo suficiente? O tal vez no se trataba de mi porque yo sí había orado y había sido "fiel" (tuve que aprender en el camino que el dolor alberga al orgullo) ¿Dónde había estado mi Dios? ¿Por qué no evitó momentos de dolor? ¿Por qué no me protegió? Yo creía que en ese momento crecía el enojo en mi corazón, sin darme cuenta que había todo un árbol de amargura y el enojo era solo un fruto. Porque cuando me lo preguntaban... ¿Fruto del Espíritu? Yo no veía ni uno. No había amor para dar, no había paciencia, la paz ya no estaba, el gozo era algo que no había vuelto a expermientar… Pero sí había desespero, impaciencia, odio, dolor, temor, injusticia, y por alguna u otra razón yo me sentía avergonzada. Avergonzada de llevar tanto tiempo en los caminos del Señor y tener esos sentimientos, pensamientos y acciones que no eran dignos de una "hija de Dios".

El proceso... Bueno, tuvo sus momentos difíciles, y recuerdo puntualmente una noche que estaba sola en mi casa. Comencé a orar, a llorar y de repente, el dolor y el desespero comenzaron a crecer. Me sentía perdida y estancada; sentía que nada funcionaba. No podía conectarme con mi Dios ¿Tal vez nunca había sido hija? ¿Tal vez su rostro se había apartado de mí? ¿A lo mejor el cristianismo no era para mí? ¿Cómo podía estar dudando así? No lo sabía, pero esa noche aprendí algo:

Hay pensamientos a los que no se les debe dar lugar.

Porque una mentira de satanás te puede enredar, hacer dudar, pero aún peor, callar tu adoración.

Hay algo que el enemigo sabe y que debemos entender. Cuando no estamos adorando (amando al extremo) y cantando (declarando y profetizando) la verdad escrita en el corazón de Dios, estamos escuchando los cánticos de mentira compuestos por satanás. Sus mentiras son siempre verdades a medias, por lo tanto habrá una parte real en lo que diga con lo que seducirá nuestro corazón si no lo tenemos fijo en la Verdad que es Cristo Jesús.

¿Qué cántico estás escuchando? ¿Cuál estás cantando?

Muerte y vida están en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto (Proverbios 18:21)

Esa noche, cuando estaba inundada de pensamientos y mentiras de satanás, cuando estaba desesperada, sola, angustiada y dolida, tuve que tomar una decisión: la Verdad o la mentira, y aunque para ese momento no tenía muy claro qué era qué, tuve que recordar la promesa con la que había iniciado mi año y proceso.

¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados.

(Isaías 43:19)

Y con lágrimas, dudas y el corazón dolido, oré. Tuve que pedir perdón por haber dejado de buscar al Señor, por lo que había hecho, pensado, hablado, y desde lo más profundo me quebranté, pero eso sólo pasa en su presencia.

Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. (Isaias 57:15)

El proceso no acabó esa noche, pero algo sucedió... Había empezado a decidir escuchar a la Verdad y declararlo en la tierra.

Si cantáramos y adoráramos constantemente la Verdad en Dios, no creeríamos las mentiras de satanás porque no podríamos escucharlas.

Y para ti, que tal vez pasas un momento difícil, que tu corazón está siendo sanado, transformado y quebrado:

El grano se trilla; pero no lo trillará para siempre, ni lo comprime con la rueda de su carreta, ni lo quebranta con los dientes de su trillo.

También esto salió de Jehová de los ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer la sabiduría. (Isaias 28:28-29)


  • White Instagram Icon
bottom of page