
"A la santidad solo se llega a través de la muerte, porque su objetivo es la resurrección". -Lucas Leys-
Hace unos días fui a ver X Men con una amiga, pero antes de hacerlo me llené de duda en cuanto si era correcto hacerlo. Por lo general, soy una persona descomplicada para el cine pero tenía dudas sobre la carga espiritual que esta podría tener. Por esta razón, le pregunté a una profeta su opinión sobre el impacto espiritual de X Men y me dijo que debido a su llamado ella cuidaba muchos sus ojos y se mantenía lo más limpia posible porque era el nivel de consagración que necesitaba para fluir en el Espíritu. Fue en ese momento que pensé erróneamente "menos mal yo aún no necesito ese nivel de compromiso", fui a ver la película y posteriormente Dios llamó mi atención. Si caminamos por la vida viéndonos con nuestros ojos, nunca vamos a vivir en santidad porque siempre tendremos una justificación. Sin embargo, hay lugares que NO debemos pisar, conversaciones y música que NO debemos escuchar, acciones que NO debemos realizar y cosas que NO debemos ver. Este entendimiento es necesario en nuestra vida porque si queremos llegar lejos y profundo en nuestra relación con el Padre, nuestra vida desde pequeños debe ser y estar guiada por el Espíritu Santo, y si tal vez eres una persona mayor que hasta ahora conoce a Cristo, este es el momento para empezar. No debemos esperar hasta ser cristianos cómodos en sillas y recostados en la gracia para que Dios empiece a hacer su obra. El domingo pasado, Dios reafirmó esto en mi vida cuando servía en la iglesia infantil. En medio de la adoración, un niño de unos 7 años se levantó, alzó sus manos al cielo y a todo pulmón cantó "(…) nunca sabré cuánto costó ver mi maldad sobre esa cruz". Era el único de pie, el único cantando tan fuerte y uno de los pocos niños que adoraban en ese lugar, pero después de que él lo hizo, la niña que estaba al frente mío dejó de hablar con su amiga, levantó también sus manos y adoró. Otros niños se sumaron y minutos después nos pidieron a todos ponernos de rodillas, pero ¿qué sucedió con aquel niño? ¿Por qué me centro tanto en él? Bueno, porque así son los Samueles de esta generación. Son capaces de transformar ambientes y de quebrantar corazones con su adoración Podemos ver la historia en la Biblia de Ana, una mujer que fue estéril pero un día derramó su corazón delante de Dios y realizó una promesa. Si Dios le daba un hijo varón ella lo consagraría a Él. Así fue como Samuel nació, creció y fue aceptó delante de Dios hasta que un día se le fue otorgado el título de profeta del pueblo de Israel. Sin embargo, Samuel vivió consagrado conforme a su llamado desde que fue un niño y su juventud no se dio en poco para la santidad. La única manera de vivir lo que Dios ha diseñado es apegándonos a sus diseños y viendo la vida como Jesús lo hizo. Tu edad o tus años de conversión no son pocos para lo que Cristo ha preparado. Justo este es el momento de empezar a vivir en santidad, de no meter al Espíritu Santo donde no debe estar, de no contristarlo. Es momento de vivir para Cristo.