Han sido unos meses en los que he tenido que decir "Dios, te entrego mi voluntad. Quiero que se haga la tuya", pero hoy Papá me hacía entender algo que quiero compartir.
Estaba montando bicicleta y decía Dios, quiero que puedas tocar personas a través mío, hablar a través mío. Quiero ser una herramienta tuya. Por supuesto que Dios no tardó en responder y puso a una persona con muletas al frente mío. La perseguí silenciosamente por más de dos cuadras porque no me atrevía a hablarle... La historia tuvo un final feliz pero Dios me dijo:
¿Realmente quieres hacer mi voluntad o aún quieres hacer la tuya? Porque si quieres hacer mi voluntad y yo te abro las puertas para que lo hagas pero aún así le huyes, en tu corazón no estás deseando mis propósitos.
¿Cuál es la voluntad que estamos persiguiendo? ¿Cuál es la voluntad que estamos dispuestos a obedecer?
Que las tormentas pasajeras nos duerman y los propósitos eternos nos despierten.