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Hace unas semanas iba caminando de regreso a mi casa, y escuché que un niño le preguntó a su madre qué había pasado con un hueco en la calle, a lo que ella le respondió:
No sé, tal vez lo arreglaron o lo taparon.
De ahí a mi casa pensé en esta entrada, porque a decir verdad, a veces pienso que es lo mismo, a fin y al cabo, si llenas un agujero, debería quedar "arreglado". De hecho, si nos ponemos a pensar, tapar un hoyo con paja solo causaría más problemas porque igual nos hundiríamos. Si llenamos el hoyo con barro, nos ensuciaríamos, y así ocurre en nuestras vidas.
Creemos arreglar los huecos cuando en realidad los tapamos y nos hundimos en ellos.
Si una persona va caminando por la calle y se cae en un hueco que creyó haber arreglado, va a lastimar más. No sólo se va a caer, sino que probablemente se va a golpear, le va a doler y no querrá pasar por allí otra vez. Muchas veces hacemos esto en nuestras vidas, nos golpeamos con lo que tapamos y evadimos las situaciones, cuando en realidad nos vamos llenando más tanto de golpes como de huecos.
¿Cómo podemos arreglar esto? El único que tiene el material con qué cubrir esos huecos, o "vacíos", es Dios, y no sólo me refiero a que Él los tiene, sino a que Él es ese "cemento". La relación con Dios se construye a base de tiempo, de hablar... Es como entablar una relación con un amigo. Poco a poco, Él va cubriendo y arreglando esos vacíos en nuestra vida y nos restaura.
Ese es al nivel al que debemos llegar. Tener tanta intimidad que podamos ver aquellos huecos tapados y aquello que aún permanecen al descubierto para permitirle a Dios llenarlos. Esto sólo se logra día a día con Dios, hablando con Él y construyendo una relación más fuerte, más de amigos, más de familia.
Ezequiel 11:19-20 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,
para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.