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Adicto frente a las situaciones


Como he hablado ya en otras entradas, existe un dolor especial en los procesos de sanidad, al cual llamaremos dolor de libertad y es especial en gran manera porque a través de él, somos restaurados.

Estuve averiguando y según diversas páginas que promueven un cambio (físico, comportamiento, alimenticio...), el primer paso para llevar a cabo otra etapa de crecimiento, es aceptar el problema y luego tomar la decisión de aceptar ayuda. Muchas veces allí empezamos a fallar, porque a pesar de saber que tenemos un problema, no buscamos una forma de progresar, sino que nos revolcamos una y otra vez, y nos sentimos aturdidos y pareciera que todo se cayera.

Si algo me ha enseñado Dios, es a trabajar mi orgullo y a pedir ayuda. Agradezco en especial a una persona que me hizo darme cuenta de mi actitud y me dijo:

"Por mas pequeño que sea la vaina o grave.... Siempre amiga, aprende a solucionar o hablar la situación, sea con alguien o sea en tu corazón, porque todo va sumando puntos... Hasta que un dia 💣 Plop! Estalla".

La palabra "adicto" tiene diversos significados, pero una de las sugerencias para su etimología, es que hace referencia a estar sin dicción, es decir, que el adicto no tiene palabras. Nos volvemos adictos frente a nuestras situaciones y no las solucionamos porque muchas veces le tememos al dolor, a la soledad, a la raíz, pero es necesario tomar el paso de hablar de ello. Algunas cosas, solo se hablan con Dios, para otras buscamos figuras con autoridad espiritual, pero debemos solucionar aquellas cosas en nuestro corazón.

En este momento, mientras escribo este post, decidí abrirle un poco mi corazón a una amiga, y empezamos a hablar poco a poco de los procesos que cada una ha vivido, y ambas concordamos en que el sentirnos solas, es algo a lo cual le huimos. Sin embargo afirmó algo con lo que caí en cuenta de lo siguiente. Es necesario que la voz de nuestros amigos se apaguen para oir la voz de Él. Necesitamos depender únicamente de Papá. Saber que aunque todos se vayan, Él estará ahí (Salmos 77:9- Isaías 49:15).

Necesitamos depender de Él para ver de lo que Él es capaz.

La sanidad requiere tiempo y paciencia, pero debemos asumir las cosas. Tenemos dos opciones, podemos darle la cara a las heridas y permitir que Dios las sane, crecer y avanzar, o hacer como si no existieran, quedar estancados y vivir en el dolor. Con una progresamos y estamos en otro nivel, porque a pesar del dolor que se produce en el momento, se vive en libertad. Con la otra sufrimos, nos amargamos, lloramos sin encontrar una salida y nos separamos de Él.

Hebreos 11:12-13

11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

12 Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas;

13 y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.

Es cuestión de asumir el reto de ser libres y siempre alabarlo (Salmos 34), pase lo que pase, porque su tiempo, su plan y su camino es mejor que el nuestro. Confiemos una vez en Dios y no en los hombres y veamos de lo que Él es capaz.


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