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La obra maestra... ¿Controlar, o cincelar?


La Palabra nos dice que somos obra de Dios, la esencia de su obra maestra, pero realmente cuando vas a un espejo, ¿qué ves?

Muchas veces nuestra oración es que deseamos ser como Jesús, que deseamos actuar como él y que nuestra esencia sea como la suya. En ese momento aparece Dios y pone situaciones para moldearte. Es como el ejemplo de que Él es el Alfarero y nosotros el barro, el cual entes de ser una bonita vasija, es aplastado, se le quitan pedazos y se le agregan cosas. Para ser como Jesús, para ser buenas vasijas, debemos ser aplastados a veces, molidos, y debemos pasar por situaciones que fortalezcan nuestro carácter.

Hace unos meses, fui a un retiro en el que vimos el siguiente vídeo:

Saqué las siguientes conclusiones:

Dios cincela (talla y pule) aquellas cosas de nuestra vida que son como un peso muerto, lo que nos hunde, lo que no le glorifica, y lo que no hace parte de su plan en nuestras vidas, pero es nuestra decisión dejar que él cincele. Recuerda que no hay nada en tu vida que Él no conozca.

"El Señor llama a su pueblo: «Vengan ahora y cambien su vida, y regresen a mí de todo corazón. Háganlo con ayuno, llanto y lamentos." (Joel 2:12)

Uno de nuestros mayores problemas es que no rendimos TODO nuestro corazón a Dios, por el contrario queremos manejar todo lo que pasa y le vamos dando partes. Así sea que hoy debas inclinarte a decirle que lo sientes, que no tienes nada agradable, que estás avergonzado, que lo único que tienes es un corazón que ha estado en pecado y está entristado, es mejor eso a presentarte a él con hipocresía simulando que eres santo y que tu corazón está en paz aún cuando vives en pecado.

Muchas veces nos interesan más las opiniones de los demás, y cuando Dios empieza a trabajar y a cincelar en nuestras vidas frenamos su proceso porque alguien más opina algo distinto. Ahí empieza a tener más peso la opinión de las personas que la de Dios y su misma Palabra se torna vacía en nuestras vidas.

Sentir que decaemos y le fallamos a Dios una y otra vez, nos quita las ganas de volver a empieza un trabajo con Papá, nos desanima y eso nos aturde, porque creemos que sin importar quién esté a cargo del cincel, todo volverá a estar mal. Sin embargo, cuando Dios es el que nos pule y no nosotros mismos, hay un camino de libertad.

Sólo hay una solución, entrégale hoy TODO lo que tienes en tu vida a Dios, deja que sea Él tomando todos los aspectos. Cuando te miras al espejo, ¿qué ves? ¿crees que eres basura? Dios no hace basura, su amor por ti no tiene límites. Jesús no sólo murió para perdonarte sino para darte libertad. Hoy recibe esa libertad que te ofrece, y no le des partes de ti, sino un todo. ¿Dolerá? Sí, y tal vez te puede doler mucho, estás advertido, pero no desistas en un proceso que te convertirá en su obra maestra.


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